Shemale Escort Review: Andrea Raducan: capítulo 2
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Autor: badmotor2008
Último viernes de junio. Dos días antes había estado con ella por primera vez. Estuvo muy bien y me dejó con ganas de más. Sé la dirección. Me planto allí a la hora pactada. Me recibe con dos besos y una pícara sonrisa al saber que me ha captado como cliente. Su indumentaria, la misma que dos días antes. Traje perforado de color rosa, perfectamente ajustado a sus curvas. Tanga de color rosa aún más intenso. Taconazos con plataforma de color transparente. La primera de las fotos que adjunto la encontré en un anuncio reciente suyo. Iba así pero con el vestido rosa que hay junto a la almohada puesto. Si no me equivoco, esa foto se tomó en el estudio donde recibía en Palma esos días. Maquillada resaltando sus carnosos labios y la línea de sus ojos en negro que le da ese punto asiático. La misma mirada felina en azul y sus poderosas uñas -superlargas- en rosa intenso. Sus manos me parecieron tan sexys que pedí permiso para hacerle una foto en detalle. La segunda de las que adjunto aquí. Andrea tiene un cuerpo de gimnasio, más fibrado y definido del que lucía en las fotos de sus anuncios de hace un tiempo. Se lo curra últimamente y eso se nota. A diferencia de lo que pasó en el primer encuentro, hay unas cortinas tamizando la luz exterior del mediodía. El ambiente así es más íntimo, aunque sin pasarse. Me gusta que se vea. La televisión está puesta aunque nadie parece hacerle caso. Nos sentamos en el sofá y conversamos un rato de temas distintos. Me siento a gusto y ella parece que también. Hace mucho calor estos días. Aunque vengo duchado de casa, no he venido directo del todo y pido permiso para una ducha rápida. Andrea me ofrece una toalla limpia y me voy al baño.
A mi vuelta, ella sigue en el sofá. Hacía gestiones personales por teléfono mientras yo me duchaba. Pago el servicio de una hora antes de que ella diga nada. “Vamos a la cama”... me dice. En cuanto nos tumbamos sobre el colchón, empieza el magreo. Andrea retira la toalla que cubría mi cintura. Mete mano a mi paquete. Se baja el vestido de rejilla para dejar sus ricos pechos al aire. Tetas bien puestas, ligeramente separadas. Buena aureola. Su pezón es más bien pequeño pero prominente. Lamo pezón. Paseo mi lengua por su cuello. Vuelvo al pezón. Según lo hago, se saca su polla por el lado del tanga y empieza a masturbarse. Con su otra mano, coge la mía y hace lo mismo. Las hace chocar. Las envuelve con sus finos dedos y agita simultáneamente. Me masturba al mismo tiempo con sus manos y con su polla, que está ya bien dura. “Mira como me has puesto”... digo yo golpeando mi polla con la suya. Aunque llego más tarde, alcanzo todo mi esplendor en segundos. Me encanta este juego morboso tocándonos las pollas. “Chúpamela”... me dice Andrea. Yo me agacho, sediento de polla. Recta, dura y larga. Sección constante. Introduzco la punta en mi boca y saboreo su glande. La engullo entera y aguanto. Aunque es larga, puedo con ella. Me encanta sentirla en mi garganta. La saco y golpeo contra mi lengua. Lo hago repetidamente. La tiene durísima. Vuelvo a engullir y escucho sus gemidos.
Me hace un gesto para que cambie mi posición. Ella se desnuda del todo. Por un momento pienso que pasaremos a un 69 pero no es así. Me quiere follar ya. Coge un cojín, levanta mi culo y lo encaja en la parte baja de mi espalda. Su asalto es inminente. “Acércame el lubricante”... escucho. Me señala la mesita que hay tras mi cabeza. Cojo el bote y se lo paso. Lo abre y echa un chorro sobre mi polla. La envuelve entre sus manos y agita. Echa otro chorro en la suya, que sigue bien dura. Lo reparte con sus dedos y empieza a jugar con mi culo. Frota su polla con mi agujero para dejarlo bien lubricado. El juego me pone a mil. Ella se da cuenta. De repente, empuja y me mete la punta. Aguanta unos instantes ahí, con movimientos muy suaves, y sale. Coge un condón, rompe el envoltorio con sus dientes y enfunda. Echa un poco más de lubricante y ataca, sin contemplaciones esta vez. Sabe muy bien que su polla se abrirá camino sin dificultad. Lo hizo dos días antes. Entra de golpe. Andrea busca la penetración profunda desde el primer momento. Separa mis piernas, hace que las doble y se tira encima de mí. Bombea con maestría. La saca parcialmente, deja caer un escupitajo en su polla y vuelve a encularme. Me encanta ese punto guarrete. Sin dejar de taladrar, echa más lubricante en mi polla y se agarra del mando. Masturba al tiempo que bombea. Demasiada excitación. Aparto sus manos de mi polla para estirar el momento. Las coloca sobre mis muslos y sigue percutiendo. Siento su polla bien adentro y nada de dolor. Todo es placer. No sé si se debe a su diámetro -más standard que grueso-, a mi grado de excitación o a su técnica folladora. Seguramente, a la mezcla de todo ello. La visión de una barbie como Andrea enculándote es algo mágico. La belleza de su físico y la potencia de su follada ejemplifican lo que significa el sexo con trans. Siento el cosquilleo que te dice que filtreas con el orgasmo. Momento de pedir más caña. Ahí es cuando ella dice algo que no entiendo. Estoy ya en cuenta atrás. “Dame más. Más fuerte. Fóllame más fuerte”... acierto a decir. Andrea agarra mi polla, agita con fuerza y sube el ritmo de sus embestidas. La expresión de su cara se transforma. Me folla con furia. Escucho el golpeo de su cintura con mis nalgas cada vez más seguido. Ha subido tanto el ritmo que separa mi culo del colchón. Eleva mi cuerpo a base de pollazos. Su mano derecha se desliza con fuerza sobre mi polla. Y presiona cada vez más, sabiendo que el clímax está aquí. Andrea me lleva al orgasmo del mismo modo que hizo dos días antes. Embistiendo hasta sacarme la última gota de leche. Quedo exhausto y con mi pecho salpicado en sudor y semen. Andrea acerca un papel para que pueda limpiarme, manteniendo su polla en mi culo. Ya no se mueve pero siento su dureza. La saca, se quita el condón y veo que aún está a tope. Se coloca unas bragas, con dificultades para esconder el trasto, y se viste. Pido permiso para una nueva ducha.
Charla final. Le pregunto por lo que había dicho justo antes de que yo pidiera más caña. “Te pregunté si querías mi leche”... me suelta. "¿En serio?"... digo yo. “Claro”... dice ella. “Por supuesto que la quería. Además, podrías haber seguido follándome aunque yo me hubiera corrido”. Una pena no haberla visto correrse. Es algo que me gusta que pase porque indica que la chica también ha disfrutado. Hablamos de planes inminentes y de alguna otra cosa.
En resumen, ha habido mayor complicidad en la segunda cita. Lógico. Eso sí, me he sentido a gusto del todo en ambos encuentros. En el momento de tener sexo, antes y después. Andrea es una chica simpática, amable, inteligente y buena conversadora. Cuento esto porque había leído comentarios en otros foros que me hacían dudar de ella. Nada más. Me despido con dos besos y me voy con la sonrisa en la boca. Y bien follado.
Autor: badmotor2008
Último viernes de junio. Dos días antes había estado con ella por primera vez. Estuvo muy bien y me dejó con ganas de más. Sé la dirección. Me planto allí a la hora pactada. Me recibe con dos besos y una pícara sonrisa al saber que me ha captado como cliente. Su indumentaria, la misma que dos días antes. Traje perforado de color rosa, perfectamente ajustado a sus curvas. Tanga de color rosa aún más intenso. Taconazos con plataforma de color transparente. La primera de las fotos que adjunto la encontré en un anuncio reciente suyo. Iba así pero con el vestido rosa que hay junto a la almohada puesto. Si no me equivoco, esa foto se tomó en el estudio donde recibía en Palma esos días. Maquillada resaltando sus carnosos labios y la línea de sus ojos en negro que le da ese punto asiático. La misma mirada felina en azul y sus poderosas uñas -superlargas- en rosa intenso. Sus manos me parecieron tan sexys que pedí permiso para hacerle una foto en detalle. La segunda de las que adjunto aquí. Andrea tiene un cuerpo de gimnasio, más fibrado y definido del que lucía en las fotos de sus anuncios de hace un tiempo. Se lo curra últimamente y eso se nota. A diferencia de lo que pasó en el primer encuentro, hay unas cortinas tamizando la luz exterior del mediodía. El ambiente así es más íntimo, aunque sin pasarse. Me gusta que se vea. La televisión está puesta aunque nadie parece hacerle caso. Nos sentamos en el sofá y conversamos un rato de temas distintos. Me siento a gusto y ella parece que también. Hace mucho calor estos días. Aunque vengo duchado de casa, no he venido directo del todo y pido permiso para una ducha rápida. Andrea me ofrece una toalla limpia y me voy al baño.
A mi vuelta, ella sigue en el sofá. Hacía gestiones personales por teléfono mientras yo me duchaba. Pago el servicio de una hora antes de que ella diga nada. “Vamos a la cama”... me dice. En cuanto nos tumbamos sobre el colchón, empieza el magreo. Andrea retira la toalla que cubría mi cintura. Mete mano a mi paquete. Se baja el vestido de rejilla para dejar sus ricos pechos al aire. Tetas bien puestas, ligeramente separadas. Buena aureola. Su pezón es más bien pequeño pero prominente. Lamo pezón. Paseo mi lengua por su cuello. Vuelvo al pezón. Según lo hago, se saca su polla por el lado del tanga y empieza a masturbarse. Con su otra mano, coge la mía y hace lo mismo. Las hace chocar. Las envuelve con sus finos dedos y agita simultáneamente. Me masturba al mismo tiempo con sus manos y con su polla, que está ya bien dura. “Mira como me has puesto”... digo yo golpeando mi polla con la suya. Aunque llego más tarde, alcanzo todo mi esplendor en segundos. Me encanta este juego morboso tocándonos las pollas. “Chúpamela”... me dice Andrea. Yo me agacho, sediento de polla. Recta, dura y larga. Sección constante. Introduzco la punta en mi boca y saboreo su glande. La engullo entera y aguanto. Aunque es larga, puedo con ella. Me encanta sentirla en mi garganta. La saco y golpeo contra mi lengua. Lo hago repetidamente. La tiene durísima. Vuelvo a engullir y escucho sus gemidos.
Me hace un gesto para que cambie mi posición. Ella se desnuda del todo. Por un momento pienso que pasaremos a un 69 pero no es así. Me quiere follar ya. Coge un cojín, levanta mi culo y lo encaja en la parte baja de mi espalda. Su asalto es inminente. “Acércame el lubricante”... escucho. Me señala la mesita que hay tras mi cabeza. Cojo el bote y se lo paso. Lo abre y echa un chorro sobre mi polla. La envuelve entre sus manos y agita. Echa otro chorro en la suya, que sigue bien dura. Lo reparte con sus dedos y empieza a jugar con mi culo. Frota su polla con mi agujero para dejarlo bien lubricado. El juego me pone a mil. Ella se da cuenta. De repente, empuja y me mete la punta. Aguanta unos instantes ahí, con movimientos muy suaves, y sale. Coge un condón, rompe el envoltorio con sus dientes y enfunda. Echa un poco más de lubricante y ataca, sin contemplaciones esta vez. Sabe muy bien que su polla se abrirá camino sin dificultad. Lo hizo dos días antes. Entra de golpe. Andrea busca la penetración profunda desde el primer momento. Separa mis piernas, hace que las doble y se tira encima de mí. Bombea con maestría. La saca parcialmente, deja caer un escupitajo en su polla y vuelve a encularme. Me encanta ese punto guarrete. Sin dejar de taladrar, echa más lubricante en mi polla y se agarra del mando. Masturba al tiempo que bombea. Demasiada excitación. Aparto sus manos de mi polla para estirar el momento. Las coloca sobre mis muslos y sigue percutiendo. Siento su polla bien adentro y nada de dolor. Todo es placer. No sé si se debe a su diámetro -más standard que grueso-, a mi grado de excitación o a su técnica folladora. Seguramente, a la mezcla de todo ello. La visión de una barbie como Andrea enculándote es algo mágico. La belleza de su físico y la potencia de su follada ejemplifican lo que significa el sexo con trans. Siento el cosquilleo que te dice que filtreas con el orgasmo. Momento de pedir más caña. Ahí es cuando ella dice algo que no entiendo. Estoy ya en cuenta atrás. “Dame más. Más fuerte. Fóllame más fuerte”... acierto a decir. Andrea agarra mi polla, agita con fuerza y sube el ritmo de sus embestidas. La expresión de su cara se transforma. Me folla con furia. Escucho el golpeo de su cintura con mis nalgas cada vez más seguido. Ha subido tanto el ritmo que separa mi culo del colchón. Eleva mi cuerpo a base de pollazos. Su mano derecha se desliza con fuerza sobre mi polla. Y presiona cada vez más, sabiendo que el clímax está aquí. Andrea me lleva al orgasmo del mismo modo que hizo dos días antes. Embistiendo hasta sacarme la última gota de leche. Quedo exhausto y con mi pecho salpicado en sudor y semen. Andrea acerca un papel para que pueda limpiarme, manteniendo su polla en mi culo. Ya no se mueve pero siento su dureza. La saca, se quita el condón y veo que aún está a tope. Se coloca unas bragas, con dificultades para esconder el trasto, y se viste. Pido permiso para una nueva ducha.
Charla final. Le pregunto por lo que había dicho justo antes de que yo pidiera más caña. “Te pregunté si querías mi leche”... me suelta. "¿En serio?"... digo yo. “Claro”... dice ella. “Por supuesto que la quería. Además, podrías haber seguido follándome aunque yo me hubiera corrido”. Una pena no haberla visto correrse. Es algo que me gusta que pase porque indica que la chica también ha disfrutado. Hablamos de planes inminentes y de alguna otra cosa.
En resumen, ha habido mayor complicidad en la segunda cita. Lógico. Eso sí, me he sentido a gusto del todo en ambos encuentros. En el momento de tener sexo, antes y después. Andrea es una chica simpática, amable, inteligente y buena conversadora. Cuento esto porque había leído comentarios en otros foros que me hacían dudar de ella. Nada más. Me despido con dos besos y me voy con la sonrisa en la boca. Y bien follado.
Added on November 29, 2016 at 12:00 am